Mariposas de ceniza caen sobre el hombro
del único brazo, de la única mano que aprendió a escribir.
Una sobre otra van dando forma al pájaro negro que se comerá
mis dedos. Volteo mi rostro.
¡Que caigan, que se congreguen y den forma al ave de mis miedos!
Que devore la carne, luego las falanges y que muera por el mismo
veneno de la única palabra que supe escribir en la hoja quemada
que se levanta al cielo.
Poesía haciendo poesía; excelente texto, una felicitación a la autora...
ResponderBorrarbuena poesia para un domingo insoportable
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